Participan del proyecto Jóvenes en la Construcción de Loíza. Esta es una iniciativa de Fundación Comunitaria de Puerto Rico (FCPR) y PathStone, enfocada en proveerles acceso a culminar el cuarto año de Escuela Superior, una certificación en construcción, estipendio, participar activamente en la reconstrucción de hogares loiceños, y ubicación en un empleo.

Por Ruth E. Hernández Ríos / Asesora en Comunicaciones, PathStone Corporation Puerto Rico

Son padre e hijo, pero jamás imaginaron que serían compañeros de clases y de trabajo, y mucho menos que participarían en un programa en el que ayudarían a compueblanos en necesidad.

Gustavo y Mathew Ramos estaban en su casa “sin hacer nada”, cuando su esposa y madre, Danaliz Dávila Fuente, respectivamente, les avisó sobre un novedoso programa en el que podían capacitarse en construcción, recibir un estipendio y realizar obra comunitaria. Gustavo, el padre, no lo pensó dos veces. Inmediatamente dijo que sí. Sin embargo, Mathew, de 20 años, confiesa que accedió solicitar al programa “obligaó”. Hoy, meses después de haber iniciado, aseguran que no cambiarían esta experiencia por nada.  De hecho, Mathew destacó que haber ingresado al programa fue una “de las mejores cosas que me pudo haber pasado”.

Y ya tienen planes en la construcción. Gustavo, de 46 años, y Mathew, de 20 años, saben lo que quieren hacer una vez culminen el programa de Jóvenes en la Construcción de Loíza. Ambos se asociarán para fundar juntos una empresa en el área de la construcción que además de proveer servicios, realice obra comunitaria. “Como yo sé que hay muchas personas aquí en mi pueblo que no tienen los recursos necesarios para poder terminar su casa… me gustaría ir a diferentes compañías y al mismo municipio”, para poder obtener los materiales para que mi padre y yo podamos realizar las mejoras en sus viviendas, dijo el joven. No obstante,  Mathew también contempla otros sueños. Desea desarrollar una carrera en el Ejército de los Estados Unidos y convertirse en jugador de pelota de las grandes ligas, deporte que practica con habilidad desde pequeño.

Covid-19 lo deja sin empleo…  

A Gustavo, padre de tres varones, la pandemia le arrebató su trabajo en un almacén en el aeropuerto de Isla Verde. Esta experiencia ya la había vivido antes cuando fue cesanteado de su empleo en el gobierno, en el que estuvo 13 años.

Mientras, Mathew, quien tiene un bachillerato en quiropráctica, terapia física y masaje deportivo, estaba desempleado cuando su madre le avisó del Programa Jóvenes en la Construcción de Loíza.

Al repasar cómo ha sido su experiencia hasta ahora en el proyecto, Mathew dice estar agradecido porque el programa a nivel personal “me ha hecho pensar mucho más en mí, madurar un poco más… Me ha hecho pensar en lo que quiero hacer en mi vida y las metas que quiero cumplir”.  También destacan el aprendizaje técnico.  

“Yo no sabía soldar y ellos me enseñaron. La soldadura que ellos me han enseñado quiero ponerla en práctica. Pienso comprarme una maquinita de soldadura para poder hacer rejas por ahí”, dice Gustavo.

Mientras, en modo jocoso, Mathew cuenta que lo más retante del programa de construcción ha sido “hacer un hoyo gigante para poder hacer una rampa”. 

Acto seguido, resaltan la labor del equipo de trabajo compuesto por PathStone Corporation Puerto Rico y Fundación Comunitaria de Puerto Rico (FCPR). “Estas con personas que te ayudan y que, no las conoces, pero sientes como si fueran familia”.  Su padre también atesora el trato que ha recibido en el proyecto. “Son bien chéveres. Con el maestro hay una química (muy buena). Yo me siento, de verdad, a pesar de mi edad, como si me hubiera criado con ellos”, expresa Gustavo quien además aprecia el trato recibido en el proyecto.  “Siempre están preocupándose por nosotros. Nos traen nuestras mascarillas. Siempre están pendientes a nosotros. Anne siempre está enviándonos mensajes (por ejemplo, nos pregunta) que cómo nos sentimos… la verdad, siempre está ahí pendiente de nosotros”, agrega Gustavo.

Comprometidos con el programa

Y precisamente Anne Alvarado, coordinadora del programa de PathStone Corporation Puerto Rico, reconoce el compromiso demostrado tanto por Gustavo como por Mathew.

“La experiencia con Mathew y Gustavo ha sido extraordinaria. Desde el primer día se integraron rápido. Papá ayuda a su hijo a perfeccionar sus técnicas cuando éste tiene duda. Puedo destacar de ellos el compromiso que tienen con el programa. Llegan puntuales y no se ausentan. El crecimiento se ve mucho en Mathew ya que su conocimiento era casi nulo y ahora está en primera fila para realizar las tareas asignadas”, asegura Anne.

La Coordinadora del programa también menciona que “la interacción de ellos en clase desde el día uno y ahora en la construcción de las casas es súper buena y cabe destacar que siempre están pendientes a sus compañeras. Ellos fueron de los últimos participantes en entrar al programa y han sido super responsables desde que se comunicaron conmigo para que los orientara”.

Los vecinos y las mujeres del proyecto…    

Actualmente, Gustavo y Mathew forman parte del grupo de participantes del programa que realiza mejoras en construcción en la casa de una mujer recién operada.  “De corazón me alegra darle la mano y poder ayudarle a arreglar su casita. Me llena. Usted ni se imagina cómo yo me siento cada mañana cuando voy para allá a ese hogar para dar lo mejor de mí para ayudar a esa señora”, añade Gustavo al comentar que su mayor satisfacción en el programa es ayudar a personas que realmente lo necesitan.  

Mathew conversa con Sonia Morales, residencia donde ha trabajado.

Entre los 17 participantes del programa hay seis mujeres. La interacción con todos ha sido “brutal”, describe Gustavo en tono positivo. No obstante, reconoce el compromiso y la destacada participación del sexteto femenino. “De verdad que trabajan, esas mujeres trabajan de verdad. Se han fajaó, se han ganado el dinero. Yo me quito el sombrero”, dijo el padre de Mathew.

“Para mí, mi papá lo es todo”

Tras contar varias anécdotas y al preguntarle cómo ha sido la experiencia de trabajar con su papá, Mathew suelta una carcajada y reflexiona. “De verdad honestamente que nunca pensé trabajar con mi papá. Lo veo como una oportunidad para yo aprender más de mi papá… lo disfruto”.  

Sin lugar a dudas, el programa ha reforzado la relación de padre e hijo entre Gustavo y Mathew.  El joven de 20 años menciona además que el proyecto le ha permitido valorar más a su padre. “Él es mi héroe… Aunque a veces no estamos de acuerdo en todo, siempre nos hemos tratado bien y aunque nos molestemos, siempre llegamos a un punto medio para poder comunicarnos. Yo veo a mi padre como mi héroe, como mi mejor amigo…Para mí, mi papá lo es todo”, añade Mathew con emoción.

Por su parte, Gustavo en broma y riendo dice: “A veces me dan ganas de halarlo por el cuello… No, de verdad, me siento bien orgulloso. Es algo bien raro. Yo trato de cuidarlo y esta gente me tripea porque ayer (el martes) estábamos amarrando las varillas para tirar el cemento…. y yo de momento lo halo para allá y le digo: Papi, échate para allá que está haciendo mucho sol.” Asimismo y con sentimiento añade que “trabajar con él es otra cosa”.

En estos tiempos de reto Gustavo y Mathew le aconsejan tanto a los jóvenes como a sus padres que “no se quiten”.  Reconocen que se viven tiempos difíciles, pero que existen alternativas de programas como el que participan en el que pueden encontrar una nueva oportunidad para transformar sus vidas y lograr alcanzar una mejor calidad de vida. “Yo creo que muchas personas no saben de tales programas que son como éste. Les diría que traten de echar hacia adelante… Ahora mismo yo me quedé sin trabajo por esto de la pandemia y he tenido que aprender de distintas cosas”, aconseja. Asimismo añade que “la vida continúa y que hay que luchar por lo que uno quiere”.

Jóvenes en la Construcción de Loíza forma parte de una estrategia amplia de justicia racial y social que la FCPR desarrolla desde 2015 para contribuir al bienestar integral de niños, niñas, jóvenes y familias de este pueblo. Para este proyecto, la FCPR contó con aportaciones de W.K. Kellogg Foundation.  En particular, el proyecto refuerza el capital financiero, humano y físico de los participantes, fortaleciendo así las comunidades de Loíza. La iniciativa es ejecutada por PathStone Corporation Puerto Rico y cuenta con varios colaboradores:Taller Salud, Ferretería Pagán, Municipio de Loíza y Vitrina Solidaria.

Este es el segundo de una serie de artículos sobre el proyecto Jóvenes en la Construcción de Loíza.